Son muchas las empresas que deciden dar el salto internacional en busca de nuevas competencias para su negocio y nuestro protagonista, actualmente, es ejemplo de ello.
Hace un par de meses cruzaba el charco para instalarse en Nueva York, un ecosistema que acoge lo necesario para crecer y poder convertir tu Startup en una verdadera compañía global. Javier Padilla y su equipo de Moodyo han convertido el Time Square en su nuevo telón de fondo.
¡Todo el éxito en este nuevo mercado!
– Twitter: @elpady
– Periodista y emprendedor ¿Cuál fue el punto de inflexión que te llevo a formarte como desarrollador?
En realidad el punto de inflexión fue formarme como periodista (risas).
Toda mi vida había ido encaminada hacia la informática desde que tuve mi primer ordenador a mediado de los años 80. De hecho, comencé a estudiar ingeniería y ahí estuve durante dos años, intentando encontrarle el “alma” a esa carrera.
Como no se lo encontré, decidí dar un giro notable a mi formación y entré a estudiar Periodismo. Me gustó y, de hecho, acabé dando clases posteriormente a alumnos de la universidad en disciplinas como diseño web, diseño gráfico o programación básica en Flash.
Al margen también realicé algún master en animación 3D –mi otra pasión- y, en los ratos “libres”, decidí profundizar en algún lenguaje de programación web como PHP.
Todas las noches intento añadir algo nuevo a mis conocimientos antes de dormir.
– Desde tus comienzos en ABC Sevilla como responsable del departamento de infografía hasta hoy, ha llovido mucho ¿Cuál ha sido la evolución de Javier Padilla?
Si dijera que la evolución fue premeditada estaría mintiendo. La realidad es que la transformación continua de mi carrera profesional y, por lo tanto, de mi perfil, se debió, principalmente, a la supervivencia. A tener trabajo para pagar las facturas, dicho de otra forma.
Eso sí, siempre tuve claro que debía trabajar en algo que fuera mi hobby. Me gusta dibujar, escribir, crear música, hacer animación y programar, así que mi ocupación siempre debe estar enmarcada en uno de esos campos. Fuera de ellos no me siento cómodo y, aunque uno se adapta a todo, no creo que pudiera aguantar mucho tiempo en otros sectores.
– Twissues, Moodyo y actualmente Bodypassport ¿Cómo surgió la idea de emprender tu propio negocio?
Pues me hice autónomo para poder facturar a ABC en una época en la que trabajé desde fuera del periódico. En ese momento me di cuenta de que tenía muchas horas libres al día para hacer otras cosas, así que opté por coger trabajos no demasiado grandes para ir practicando con cosas distintas a escribir. Páginas webs, carteles, tarjetas de visita, infografías, maquetas para libros y revistas…
Así llego a 2005 donde decido que ha llegado la hora de dar un paso más y comenzar a crear algo más estable. Junto a Amparo Baca, mi novia por aquel entonces –y mi mujer ahora- decidimos comprarnos una oficina. Y lo hicimos un poco “a lo loco”. Es decir, pasamos por delante de una promoción inmobiliaria, preguntamos y buscamos para dar una entrada.
– ¿Cómo recuerdas esos comienzos?
Recuerdo dormir muy poco. No más de cuatro horas al día. Una jornada normal comenzaba a las 7 de la mañana, repasando lo que iba a impartir en clase a alumnos de Periodismo, Publicidad o Turismo.
A media mañana leía correos electrónicos y preparaba textos para las revistas en las que trabajaba como freelance. Comía en cualquier sitio y a las 4 de la tarde entraba a trabajar en ABC, donde llevaba el departamento de infografía cubriendo la ausencia de un compañero durante un año.
Salía sobre las 12 de la noche y me iba al piso a cenar y terminar algunos trabajos. Esos tres o cuatro años primeros fueron extenuantes, pero aprendí muchísimo y gané lo suficiente como para poder montar mi primer oficina y contratar al primer empleado.
– ¿Podríamos decir que Bodypassport nace como una herramienta complementaria a otro de tus proyectos anteriores, Moodyo?
Realmente no estaba en nuestros planes. Bodypassport surge porque contacta con nosotros hace un año un socio de la empresa sevillana ScalperS, y nos comenta la problemática de la compra de ropa online. Comprobamos que existe y que, además, las soluciones que hay en el mercado abusan de la tecnología, simulaciones estéticas y aproximaciones con tabla, para, finalmente, no resolver el problema principal: ¿Me está o no me está buena esta camiseta?
Todo lo que no sea una cinta de medir de toda la vida es prácticamente inútil. Solo sabemos si algo nos está bien midiéndonos o comparando con otra prenda que se ajuste a nosotros de la misma marca y talla. Con esas ideas decidimos desarrollarlo y, por el camino, nos dimos cuenta de su utilidad dentro de Moodyo. En ello andamos ahora mismo.
– La idea de internacionalización es algo muy presente en vosotros ¿Qué os ha llevado a EE.UU?
La posibilidad de crecer en todos los sentidos. Aunque en el plano tecnológico los avances llegan de forma instantánea a España, no ocurre lo mismo cuando se trata de soluciones publicitarias, estrategias de go-to-market, alianzas con startups que reciben un gran apoyo desde el principio, etcétera. De hecho, siempre contamos como anécdota que conocimos a más inversores en 15 minutos en Startup Alley que en 2 años en España. Y no es solo el capital.
Cuando aquí alguien tiene una idea son muy exigentes a la hora de testear el modelo y ver si existe tracción y mercado, pero una vez que lo han comprobado añaden unos recursos que hacen imposible competir desde otro país.
– ¿Crees que es uno de los mercados donde más posibilidades hay actualmente?
Siempre están Asia y Latinoamérica en la mente. La competencia es muy fuerte en Estados Unidos, pero también hay un mercado que es 8 veces más grande que el español y de un tamaño similar al europeo (en términos prácticos, aunque hay más población en Europa, gran parte de ésta aún no cuenta prácticamente como consumidor online).
No obstante, el usuario estadounidense está acostumbrado a comprar a distancia desde hace décadas gracias a la teletienda y también tiene mucho más interiorizado el pago con tarjeta.
Aquí en Nueva York puedes llevarte días sin manejar “cash” porque todo está preparado para pagar con otros medios distintos a la moneda tradicional.
– Desde tu experiencia ¿Qué consejos darías para emprender una idea de negocio en otro mercado?
Primero probar el modelo en el mercado que conoces mejor, el tuyo propio. Aunque los públicos son distintos, es muy importante testear tu producto en un ámbito que conoces. De ahí sacarás cosas muy valiosas como pueden ser las fórmulas de crecimiento que aspiran a ser virales, los elementos de diseño que funcionan y los que no, etcétera.
Una vez hecho esto, intenta aguantar el máximo tiempo posible sin capital externo y consigue algo de tracción. Te da una libertad y unas posibilidades de cambio continuo que no tendrás cuando haya alguien “metiendo las narices” en tus cuentas.
Si aspiras a inversores estadounidenses, ellos buscan más que la gente se enganche a tu plataforma aunque no haya ingresos. Ya encontrarán ellos la forma de meter la maquinaria para generar dinero.
Por lo tanto es básico encontrar una forma de juego o de atracción para que tu usuario pase tiempo y quiera atraer a otros amigos.
– Entrando en terreno más personal ¿Crees que el éxito reside en pensar a lo grande?
Sin duda. Pero también creo que está en saber lo que hace tu vecino de al lado, porque tu cliente final tendrá muchas cosas en común con él. Al final, creo que el secreto está en buscarte a alguien que no te quiera, que te diga la verdad sobre tu idea y mejorarla todas las veces que sea necesario hasta que todo tu entorno la apruebe (insisto, personas que no tengan pudor a la hora de decirte que algo no sirve para nada).
Facebook es universalmente atractivo, por mucho que nos intenten convencer de lo contrario. Mil millones de usuarios y la mayor tasa de actividad en una red social le avalan. Pinterest, sin embargo, aunque probablemente crecerá muchísimo y mejorará sus datos, solo ha sido capaz de alcanzar una tasa del 27% de usuarios activos (70 millones de registros vs 20 millones activos). Pero ambos tienen algo en común: son internacionales y, salvo en Asia, dominan sus mercados. En Estados Unidos no conciben, salvo excepciones, crear algo solo para ellos.
– ¿Algún proyecto a medio/largo plazo?
Sí, pero no se puede contar aún (risas). Queremos mejorar mucho Twissues, ya que planificamos sus funciones estrella hace varios meses pero todavía no las hemos podido poner en marcha por falta de tiempo.
Hacer que la app móvil de Moodyo sea la herramienta ideal para ir de compras online y offline es el proyecto más interesante que tengo a medio plazo. Hay también un spin-off de Moodyo que está ya en proceso, pero de momento no se puede contar mucho más del mismo.
– ¿Te has planteado otros mercados que no sean el americano?
Sí, Brasil me atrae mucho. Aunque últimamente varias personas en Nueva York nos han puesto en Singapur. No conocemos ese mercado pero si dicen que hay oportunidades, ¿por qué no?
– Todas nuestras entrevistas terminan con la misma pregunta: ¿Un invitado de honor?
Hay muchas personas de las que se puede aprender mucho. Quizás Iñaki Berenguer, de Pixable (empresa española vendida en Nueva York hace poco por 26 millones de euros) puede ser alguien muy interesante. También Bernardo Hernández, ex de Google o Enrique Dubois, CEO de la incubadora Mola.